 |
Si con su anterior novela, “Lágrimas de polvo rojo”, me conquistó, con “Huérfanos de sombra” María Suré ha conseguido que termine de caer rendido a sus pies. Autoeditado hace unos años, ahora Maeva reedita esta historia de supervivencia, familia, perdón y culpa que se mueve a caballo entre la ficción histórica y la novela negra rural, en una mezcla de géneros que funciona como un mecanismo bien engrasado gracias a unas tramas que atrapan y unos personajes de esos que perduran en la memoria. Marcos, un niño de ocho años, desaparece sin dejar rastro en Aldeanegra, un pequeño pueblo de la Sierra de Francia. El hallazgo del cadáver de un vecino de la zona junto al cuerpo del perro del niño sacudirán las tranquilas vidas de los habitantes de la localidad salmantina. La investigación de la desaparición de Marcos se intercalará con la historia de Hannah, una anciana de origen alemán que llegó al pueblo años atrás. La acción se desarrolla en tres líneas temporales que nos llevarán al momento de la desaparición y su posterior investigación; unos años atrás para conocer la historia de Laura, la madre de Marcos, y el nacimiento y primeros años de vida de este; y una tercera que nos trasladará hasta la Alemania de 1939 para mostrarnos la huída a Gran Bretaña de Hannah, una niña judía que, para salvar su vida, deberá dejar todo atrás, empezando una nueva vida lejos de todo aquello que conocía. La historia de Hannah fue la historia de miles de niños evacuados de la Alemania nazi que tuvieron que padecer lo indecible, siendo víctimas de abusos y explotación por parte de aquellos que, en teoría, iban a salvarles. Ya desde niña Hannah mostrará una fortaleza y una resiliencia fuera de lo normal, lo que hace que el lector se implique en su historia al 200%. Aunque a priori pueda parecer un poco complicado imaginar cómo van a conectarse las tramas, lo hacen ¡y de qué manera! A medida que la historia avanza, un par de giros harán que todas las piezas se coloquen en su sitio, desembocando en una resolución inesperada (a la par que un poco triste 😔). A través de sus fantásticos personajes la autora reflexiona acerca de la familia y cómo la sangre no hace necesariamente familia, pudiendo encontrar esta en el lugar o la persona menos esperada. Habla también sobre el poder de la culpa y la obsesión por obtener un perdón que, en ocasiones, puede llegar demasiado tarde. Los personajes están todos ellos muy bien trabajados pero, si me tengo que quedar con algo, es con la preciosa relación que se establece entre Bibo y Lobo, abuelo y nieto, la cual logró sacarme alguna lagrimita 🥲. La ambientación también juega a favor de la historia, creando con sus bosques, tradiciones y leyendas el escenario perfecto para una trama llena de luces y sombras. Al igual que ocurrió con “Lágrimas de polvo rojo”, una vez que descubras el porqué del título, la historia se elevará aun más alto. |
>
