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Una trágica muerte sacude el pueblo donde vive Sadie Hunter. Tras apagarse un incendio en un viejo edificio, se encuentra un cadáver, el de su hermana desaparecida. Sadie decide emprender un viaje para encontrar al asesino y vengarse. Sadie estaba muy unida a Mattie. Ambas no han tenido una infancia fácil, marcada por una madre alcohólica y drogadicta, y la larga lista de hombres que pasaban por su caravana. Todo esto, para que a los 16, las abandonara. Si no fuera por May Beth, la señora que alquilaba las caravanas, no se sabe qué hubiera pasado con ellas. Actualmente, Sadie es una adolescente de 19 años, que marcada también por su tartamudez, está lista para cualquier cosa. En la novela vamos a encontrar dos puntos de vista. El primero es el del investigador que busca a Sadie, que desaparece unos meses después de la muerte de Mattie. Lo cuenta a modo entrevista con las diferentes personas con las que Sadie se ha ido encontrando, y también con un podcast llamado "Las chicas". Y por otro lado, tenemos el punto de vista de Sadie, desde que sale del pueblo. Suele ser en presente, aunque de vez en cuando iremos también al pasado para entender otras cosas. Esta novela la he disfrutado y sufrido a partes iguales. La intriga que se crea es 100% real aunque a veces parezca una trama algo previsible. Empatizas con la protagonista y sientes el dolor y la agonía con la que carga. Aviso que se tratan temas bastante sensibles y que pueden herir de cierta manera al lector. Y el final... qué agridulce ha sido. No me quito de la cabeza esta sensación medio angustiosa. Desde luego que lo recomiendo. Es un libro muy entretenido y que engancha tanto que ni si quiera te das cuenta de que estás llegando al final de la historia. |
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