Sigo con mucha ilusión cada nuevo número que sale de este manga en la que conocemos un poco mejor a la archienemiga de Creamy Mami en su popular serie de televisión de los 80 (que aquí vimos en los 90). En concreto en este tomo, vemos cómo Shingo, su representante, hace todo lo posible por conseguir que la joven debute y su relación con otras compañeras de agencia. Es increíble cómo Emi Mitsuko ha conseguido dar la vuelta al personaje y convertirla en todo un ejemplo de esfuerzo y, lo más sorprendente, de compañerismo. Es que al mostrar los inicios de esta artista incluso consigue que Shingo nos caiga un poco bien (aunque los tortazos que le da Megumi los sigo disfrutando mucho). Poquito a poco vamos conociendo más sobre el funcionamiento de las discográficas japonesas, la creación de idols (más que cantantes, más que artistas...) y su promoción. Es una temática que siempre me ha gustado consumir en la ficción, así que esta parte de la trama la estoy disfrutando un montón. Por último, no deja de ser gracioso que precisamente en este tomo en el que ni siquiera sale Megumi en la portada, es justo el que más se centra en los inicios de su carrera y el primero (no sé si habrá más) en el que no sale Creamy Mami. + Leer más |