Drácula

Me habían aconsejado esta novela en multitud de ocasiones y nunca me atreví a leerla hasta que me dijeron que era una novela epistolar, lo que hizo que me decidiera.

La verdad es que pensaba que iba a encontrarme mordeduras, sangre… lo que tantas veces se ha visto en el cine. Sin embargo me ha encantado y comprendo que siempre la nombren cuando pido que me aconsejen una novela epistolar.

No hace falta contar la trama de la novela porque es conocida por todos. No obstante, teniendo en cuenta los más de cien años de edad que tiene, me ha llamado la atención el papel de la mujer en esta historia, pese a tener ese romanticismo en el que se destaca la necesidad de cuidarla y protegerla, le da una relevancia a su inteligencia y valentía que, insisto, me ha hecho gracia por las afirmaciones que se realizan a lo largo del escrito.

Dicha está particularidad, Dracula empieza a ritmo pausado en lo que parece que será una novela lenta. Aunque solo lo parece, porque tras esa introducción, donde el lector se asfixia en el recargado castillo del conde, el ritmo va progresando, sin apenas percibirse, hasta llegar un momento en el que acompañas a los personajes, agobiada, acongojada por el miedo ante el desolador paisaje que te envuelve, preocupada porque no tienes claro cómo acabará la historia.

Sencillamente fantástica