Me esperaba Drácula como un libro denso, un clásico de esos a los que hay que dedicar horas para leer y desentrañar, pero nada más lejos. El principio, quizás, sea de lo mejor de toda la historia. Siniestro, lento y asfixiante. Es un comienzo buenísimo que te atrapa desde la primera página. Si es cierto que, una vez pasa, decae un poco por el contraste, pero vuelve a subir el nivel en las siguientes páginas. Todo está escrito a modo de diario, lo que sirve para aumentar la tensión y hace que los personajes no sean del todo fiables. Nunca sabremos exactamente qué ha pasado, ya que todo pasa por el filtro de los personajes, que nos narran la historia tal y como la recuerdan pero, eso sí, con gran cantidad de detalles. Como ya he dicho, la ambientación es una pasada. Tétrica desde el momento uno y que no decae ni baja en intensidad en ningún momento. Un clásico no tan clásico que le puede resultar una lectura amena a cualquiera y que, además, la acción constante hace que se lea en un visto y no visto. |