Drácula

Drácula es la novela gótica por excelencia y un clásico de los que hay que leer en algún momento.
Es la segunda vez que me sumerjo entre sus páginas y vuelvo a sentirme hipnotizada y atraída por este personaje y por esta vida.
La forma epistolar en la que está organizada la lectura es necesaria y perfecta para crear el ambiente misterioso, romántico y oscuro.
Esta narración te va introduciendo de manera gradual en la historia del no muerto a partir de todos los personajes implicados desde varios puntos de vista distintos y sucesivos.
Es muy interesante saber cómo piensan los protagonistas; de qué forma sienten y sufren los acontecimientos y que miedos e inquietudes tiene cada uno.
Creo que es una novela fantástica donde confluye perfectamente el mito del vampiro con el avance de la tecnología (que usan los personajes en su misión por destruir al conde), las innovaciones científicas (las transfusiones de sangre que hace el doctor van Helsing), la idea de la mujer victoriana (En las figuras de Mina o Lucy), la sensualidad (simuladamente introducido por las vampiras que acompañan a Drácula) y el trance y la locura (encarnado perfectamente en el personaje de Renfield, ingresado por su historial psiquiátrico).
Lo maravilloso del libro es la atmósfera que crea, terrorífica pero a la vez hipnótica.
Pero si algo debo destacar, es el relato de Jonathan Harker cuando se dirige al castillo de Drácula y su estancia en ese mismo lugar. Consigue crear en el lector tal desasosiego e inquietud que te crees dentro y encerrado junto a él en el castillo.