3,25. Lo único que sabía del vampiro más famoso de todos los tiempos antes de adentrarme en la novela era su nombre y que chupaba sangre, así que la historia me ha sorprendido. Pero también me ha dejado un sabor algo amargo, porque para mí ha ido de más a menos. Mientras que la primera parte me ha mantenido en tensión e intrigada por todas las vertientes que se abren, la segunda se me ha hecho un poco lenta y repetitiva. Encima, el final parecía que no llegaba nunca y, cuando por fin lo hace, pasa todo en un visto y no visto. No, hombre, no, dame más. La narración en forma epistolar, que no me esperaba para nada, me ha gustado; y el variopinto grupo de personajes me ha parecido curioso y, sin duda, me quedo con Mina. Si bien no la he disfrutado al cien por cien, me alegro de haberla leído. Ahora ya sé lo que es pasar miedo con Drácula. |