Tienes que mirar

Durísimo relato en primera persona que me tuvo angustiada desde la primera hasta la última página. Trata el aborto que una madre se vio forzada a realizar. al dolor de la pérdida en sí se le suma la violencia obstétrica, que no es exclusiva de Rusia. Lo que ocurre es que lo contrasta con el sistema alemán, que es parecido al anglosajón. En el Reino Unido doy fe que el trato siempre es excelente y, ante todo, respetuoso. Todxs lxs médicxs piden permiso para tocarte y son muy cautelosos en materias delicadas, como era el caso de Anna. Me encanta la filosofía de no administrar tratamientos innecesarios ni preventivos. Tenemos mucho que aprender de Alemania en ese sentido.
La familia de Anna se merece una mención especial. Pese a todos los malos augurios, que presagian separaciones y más desgracias (de las necesarias), ella y su marido siguen juntos y hasta logran tener un hijo sano. Repiten ese camino a Alemania esta vez para salvar a Sasha, y tenemos la seguridad de que lo conseguirán porque cada miembro de esa familia pone de su parte, con o sin los amuletos de la estupenda hija, amuletos que se convierten en homenaje en esa tumba sobre la que sobrevuela el avión que los llevará de vuelta más fuertes que en aquel fatídico día.
En algún punto la autora revela que podría escribir sobre su experiencia porque no existen libros sobre esta temática en ruso, y eso es lo que hace. Para mí cualquier persona que expone sus peores momentos abriendo su alma delante de todo el mundo de esa manera se merece mi admiración. En el libro se respira la autenticidad y la relevancia de su experiencia, bien como testimonio sin otro fin que la historia en sí misma o como denuncia de un sistema sanitario inhumano.