En las profundidades:

En esa ocasión, les bípedes que se aventuraban en las profundidades no habían sido abandonades al mar, sino invitades a formar parte de él.

Aquí abajo, nos sentimos rodeades. Aquí abajo, podemos fingir que la oscuridad es el abrazo negro de otro ser. Aquí abajo, acabamos encontrando a más como nosotres.

La nada era un destino peor que el dolor.

Quieres encontrarte a ti misma, ¿verdad? Para conseguirlo, debes liberarte. Pensar en este lugar solo te retendrá aquí.

Un pueblo necesitaba una historia. No poseerla era la muerte.

Cuando eres todo el mundo en el pasado y cuando estás a disposición de todo el mundo en el presente, no eres nadie. Nadie. No existes. Yo no existía.

Todos los recuerdos de quienes me precedieron vivían en mi interior. Reales como carne. Los recordaba como si me pertenecieran. Caminaba por ellos.

Aunque el dolor arrasaba con cada centímetro de su cuerpo, el sueño fue profundo y reparador. No hubo pesadillas. Los recuerdos no la atormentaron. Era solo Yetu. No estaba segura de quién era en realidad, pero le daba igual no saberlo, porque esa idea llegaba con mucha calma, con una inmensa liberación del dolor.

Esta era su historia. Así fue su comienzo. Se ahogaron.

Recordad a cuánta profundidad llegamos.