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Crítica de Carampangue


Carampangue
30 March 2019
Antígona es una tragedia universal, una obra que ha sobrevivido desde la Grecia clásica hasta nuestros días, siendo considerada como una de las obras más significativas de la literatura.

Es la tercera de una trilogía que nos cuenta la maldición de Edipo: en las dos primeras tragedias (Edipo Rey y Edipo en Colono) conocemos la historia del hijo de los reyes de Tebas, al que los dioses habían dado el cruel destino de matar a su padre y casarse con su madre. Aunque los reyes intentan burlar al destino, éste se abre paso y Edipo cumple su triste suerte sin saberlo, matando a su padre en una discusión de carretera y engendrando cuatro hijos con su propia madre: dos varones y dos mujeres. Cuando se entera de lo que ha hecho, Edipo se arranca los ojos y se destierra a sí mismo.

Y los dos hijos varones siguen distintos caminos, que se encontrarán al final: Polinices viaja lejos de su patria, y vuelve a ella comandando a un ejército, dispuesto a invadir Tebas, mientras el otro, Eteocles, es quien lidera al ejército defensor. El destino es cruel e inflexible, y tal como había sido dicho, los dos hermanos se dan muerte entre sí.

Y recién en este punto nos encontramos en el inicio de Antígona: ya los dos hermanos han muerto, y Creonte, el rey de Tebas, decide que el Eteocles, el hermano defensor, sea enterrado con honores de héroe, mientras Polinices, el traidor a la patria, no sea enterrado sino dejado para las fieras (hay que decir que para los antiguos griegos éste era el peor castigo posible, porque quienes no eran enterrados no encontrarían la paz por toda la eternidad).

Creonte no es un mal rey, pero es duro e inflexible: sus argumentos son los del orden, el respeto a la autoridad y lo que hoy llamaríamos "Razones de Estado", la gobernabilidad, la seguridad, el respeto máximo por la polis.

Y a él se opone Antígona, una de las hijas de Edipo. Antígona insiste en darle sepultura a su hermano, aunque la pena sea ser sepultada viva. Alega que las leyes del amor familiar son mayores y más antiguas que las del Estado, puesto que son leyes eternas, nacidas de los dioses, y que ella debe hacer lo que es justo, aunque contradiga las órdenes de los poderosos.

De este modo, la tragedia queda dispuesta: Creonte, empecinado en el respeto a la autoridad y en que nadie está por sobre la ley, no va a mostrar compasión, mientras que Antígona no va a dejar de lado sus deberes de hermana. Aquí Sófocles, el más clásico y equilibrado de los grandes trágicos, nos va presentando los temas fundamentales de su tragedia: la oposición entre las leyes y la justicia, la obediencia a los dioses, el buen gobierno, incluso el germen de lo que hoy llamamos desobediencia civil, van apareciendo en las voces de Anígona, Creonte y los demás personajes, quienes van señalando, por ejemplo, que las decisiones de un gobernante deben tomar en cuenta la voz de la ciudad.

¿Por qué Antígona es una tragedia universal? Pues por la sobriedad y elegancia de la trama, que es perfecta: el nudo de la tragedia se va cerrando de manera natural pero inexorable. Por la hondura de la discusión: aquí tenemos una problemática filosófica, profunda y muy bien planteada, donde Sófocles, aunque toma partido, no ignora los argumentos contrarios sino que los presenta de forma ecuánime. Por Antígona, un personaje inolvidable: una mujer valiente, lúcida, que lo mismo se opone a un rey que acepta la muerte por honrar a su familia: la presencia y el peso que Sófocles le otorga a un personaje femenino resulta admirable. Y sobretodo porque, en tiempos de propaganda, fake news y de democracias cada vez más frágiles, tironeadas por todo tipo de predicadores fanáticos y de políticos corruptos, intentando convencernos de que les demos nuestros votos y nuestra fe, la rebeldía de Antígona sigue siendo un faro que nos ilumina a todos.
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