En el jardín del ogro

“Desear ya es ceder”.

Es el primer libro que leo de esta autora y me ha conquistado su prosa sencilla, con frases cortas, en la que consigue meternos de lleno en la vida de la protagonista. Y lo mejor de todo es que lo hace sin juzgarla. Nos expone su realidad como quien nos contara algo que le sucede a un allegado nuestro, de forma que resulta difícil no comprenderla, no ponerse un poco de su lado por difícil que pudiera parecer. Aunque otras veces te descubres a ti misma pensando que se lo merece. Genera muchos sentimientos encontrados.

Porque “Las personas insatisfechas destruyen lo que las rodea”.

Adèle es una mujer que pareciera que lo tiene todo, pero que oculta un oscuro secreto, una adicción al sexo que la lleva a comportamientos censurables. Para la sociedad en la que vivimos no todos se censuran por completo, en especial según el género de quien los practica, pero algunos claramente sí.

A lo largo de la narración va desgranado retazos de información que nos hacen empezar a entender cómo ha llegado a eso. Pero no es hasta casi el final de la novela en el que todo parece encajar. En los últimos capítulos el narrador equisciente único que hasta entonces nos mostraba lo que piensa y ve ella se traslada a su marido Richard. Y es cuando descubres algo que te hace estallar la cabeza y te das cuenta de que hay una cosa muy importante que hace persistir esa adicción en ella. Y te descubres pensando qué habría pasado si su elección de pareja hubiera sido otra.

No es una novela para todo el mundo, por el tema que trata y cómo lo hace, sin tapujos, sin dulcificar nada. Pero si os atrevéis a descubrir la prosa de Leila Slimani no creo que os arrepintáis. El siguiente en mi lista es Canción dulce, seguro que no me defrauda.