Los incomprendidos

¡Qué difícil es ser padre o madre! ¡Qué difícil es ser un adolescente! Esa etapa es complicada para todos, y no siempre sale bien parada la relación tan bonita que hubiera anteriormente entre progenitores y descendientes.
En este libro nos encontramos con las dos versiones, escritas en primera persona. Por un lado, un padre, Javier, que no sabe cómo hacerlo mejor con su hija y una hija, Inés, que no sabe cómo relacionarse con sus padres, que hace daño sin querer, que tiene todo un remolino dentro que no puede sacar, ni sabe cómo.
Está muy bien escrito, con una prosa muy sencilla y directa, nos cuenta una historia profunda, que duele, pero al mismo tiempo va tejiendo las relaciones familiares de los personajes. Me ha sido muy fácil ponerme en la situación de cada uno de los protagonistas, he sido esa madre que no puede preguntar mucho porque la llaman pesada, pero también he sido esa chica que quería a su madre a cuatrocientos kilómetros de distancia cuando hablaba con sus amigas.
Como madre de dos ascolescentes en diferentes etapas, uno saliendo del túnel y el otro a medio camino, quiero dar esperanzas a aquellos que aún lo tienen que pasar. La verdad es que los tres lo llevamos bastante bien, me dedico a tener la nevera con cosas comestibles, un horario para desayuno, comida y cena, que hacemos siempre juntos, cuando los horarios lo permiten y un rato de sillón junto a ellos viendo al youtuber / serie que toque en ese momento, hablando de lo que ellos quieran en el momento que lo necesiten. de momento no me he llevado ninguna coz, y el mayor ya está en su segundo curso de la universidad, estudiando lo que él quería, ya iré informando si hay novedades.
Por supuesto, no hemos pasado por la situación que ha pasado la familia aquí plasmada, ni los chicos han tenido un pasado como el de Inés no puedo, ni quiero, imaginarme algo igual.
Me ha encantado la pluma de este autor, y siendo lo primero que leo de él, estoy segura de que nos volveremos a encontrar en un futuro muy próximo. Un libro que recomiendo a todo el mundo, porque los adolescentes van a ver que no son los únicos que pasan por eso, y a lo mejor un adulto aprende a comprender mejor a su ascolescente (me han encantado tanto la palabra como la tía Clara).