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Una historia conmovedora que yo calificaría más como sentimental que como romántica, ya que el romance no es la trama principal. La historia nos traslada a Isla Salvación, una pequeña isla de la costa irlandesa, perdida en medio del silencio y de la nada, y que toma un protagonismo importante a lo largo de las páginas. Porque Cleo y Mack parecen vibrar y sincronizarse con el clima y la atmósfera del lugar, porque este se convierte en un refugio, en un punto final y un punto de partida. La isla es como un gran corazón cuyos latidos lentos y profundos se acompasan a los sentimientos de los protagonistas. La trama, como ya he dicho, no gira en torno al romance, este es algo que surge como un paso inevitable en la metamorfosis que sufren Cleo y Mack. Aquí lo importante es el viaje interior que cada uno de ellos realiza para encontrarse a sí mismos y su camino en la vida. Otter Lodge, la cabaña que ambos tendrán que compartir a su llegada a Isla Salvación, es un punto de inflexión en sus vidas. Cada uno trae unas vivencias, un pasado, unas dificultades y problemas; cada uno ha llegado hasta allí por un motivo distinto. Conforme pasan los días y comparten la cotidianeidad, vamos conociéndolos interiormente. Si bien la novela tiene un comienzo lento y fatigoso, como al subir una cuesta, conforme avanzamos podemos vislumbrar los hermosos paisajes que nos esperan al llegar a la cima. A lo largo de las páginas se desborda una riqueza de sentimientos plasmados en esos monólogos de los pensamientos de cada personaje. Los diálogos, a veces escasos, son profundos en su mayoría. La historia es como una operación a corazón abierto. Mack y Cleo no comienzan muy bien su relación, pero poco a poco se van conociendo y van creando una gran intimidad, a pesar de saber que lo suyo tiene fecha de caducidad. Mack es, ante todo, un hombre íntegro, de una lealtad maravillosa hacia aquellos que ama. Fotógrafo de profesión, sabe captar también los retazos de alma que asoman a través de los gestos. Es un hombre tranquilo, dulce, con una caballerosidad que tiene cierto sabor a antiguo; pero también es un hombre que sufre, con una herida neurálgica en el corazón, que lo sumerge en la duda y la incertidumbre. Mientras que Mack es claro y transparente desde el primer momento, Cleo se nos va revelando poco a poco. Viene del mundo de las publicaciones, del ajetreado caos londinense, y eso se percibe en su comportamiento inicial. Necesitará acompasar su corazón al latido de la isla para que, poco a poco, sus pensamientos y sus sentimientos vayan mostrando la profundidad que anida en ellos, perdidos en el ritmo veloz de una vida sin demasiado sentido hasta ese momento. Ambos, Mack y Cleo, se encuentran consigo mismos, con sus miedos, sus dudas, sus ilusiones y deseos, con quiénes son y con quiénes quieren ser y, también, con el amor, un amor más real y profundo. Viajar a Isla Salvación es viajar al fondo de sí mismos, arropados por los habitantes de la isla que los acogen no como extraños, sino como parte de la comunidad. Es un pequeño grupo familiar que atrapa el corazón del lector, que provoca sus risas y alguna que otra lágrima. El estilo de la autora derrocha una exquisita sensibilidad que te permite adentrarte en el corazón de cada personaje, que te hace sentir lo que ellos sienten. Me ha gustado mucho su pluma, la forma delicada en que trata los temas, la manera en que retrata a los personajes secundarios con unas cuantas pinceladas, dotándolos de vida propia, incluso a la isla. Al ir buscando una historia romántica, el final de la novela, si bien muy adecuado al tipo de trama, se me ha quedado corto, con un gusto agridulce, a pesar de que los momentos románticos entre Cleo y Mack son preciosos. Si te acercas a ella sin expectativas románticas, encontrarás una historia cargada de belleza, con un cierto aire melancólico y mucho sentimiento.❤️ |
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