Dos vidas para Lydia

Lydia, una chica joven con una vida aparentemente perfecta (tiene trabajo, está unida a su familia y a sus amigos, es feliz y tiene una pareja estable) cambia por completo cuando su prometido, Freddie, muere en un accidente de coche. La pareja había quedado para cenar y celebrar el cumpleaños de Lydia, pero Freddie decide salir a tomar algo primero con Jonah, amigo de la pareja desde el instituto.

El destino, caprichoso, hace que ambos tengan un accidente de coche del que Jonah tiene la suerte de salir ileso, pero Freddie no tiene la misma suerte y fallece en el acto. A partir de entonces tanto Lydia como Jonah deberán a aprender a vivir con la pérdida, el dolor, la rabia y la culpa. Lydia debe superar la rabia que siente por el hecho de que Freddie pusiese por delante a Jonah y decidiese retrasarse por irse a tomar unas copas con él cuando debería haber estado con ella y con su familia para celebrar el cumpleaños. Jonah es su amigo, pero a veces a Lydia le sacaba de quicio la cantidad de tiempo que su amigo pasaba en su casa, presente incluso en momentos más íntimos en los que le hubiera gustado estar a solas con su pareja. No es que Lydia no disfrutase de su compañía, pero Jonah es el típico amigo pesado que se acopla siempre sin tener la deferencia o el detalle de preguntar si puede o si molesta. Jonah, por su parte, se siente culpable, no solo por el accidente, sino también por el hecho de que él saliese ileso mientras que su amigo falleció.

Cada uno sobrelleva el dolor y la pérdida como puede y Lydia encuentra en los somníferos para dormir una vía de escape: resulta que esos somníferos le permiten vivir una vida paralela en la que Freddie continúa vivo y en la que sus planes y los de su familia continúan en pie. al principio Lydia no duda en vivir esa segunda vida como si fuera la verdadera, no se lo cuenta a nadie y recurre a los somníferos cada noche para poder adentrarse en ella, pero pronto descubre que en esa nueva vida no todo es un camino de rosas y que determinadas elecciones le llevan a renunciar a otras cosas.

La premisa de este libro me llamaba muchísimo la atención y cuando leí que era muy similar a Posdata: Te quiero, una de mis películas favoritas de la que no he leído la novela pero que la tengo pendiente al igual que la segunda parte, supe que tenía que leer este libro sí o sí. Además de esta autora leí su primera novela Un día de diciembre, una preciosa historia de amor que me encantó, por lo que tenía aún más curiosidad por leer este libro. Precisamente las expectativas tan altas que tenía son una de la causa de que el libro me haya decepcionado. La historia es bonita porque habla de segundas oportunidades, de lecciones que da la vida, tanto para bien como para mal, pero me ha parecido una historia demasiado fantasiosa, surrealista y un poco turbia. Me ponía los pelos de punta pensar en la protagonista abusando de las pastillas para entrar en ese otro mundo con el peligro que conlleva abusar de barbitúricos, acción que puede llevar a la muerte a una persona. Pero no es solamente la turbia situación de empastillarse y casi preferir vivir en ese otro mundo que en el real lo que no me ha gustado. Tampoco he logrado conectar con los personajes, me han parecido poco desarrollados. Considero que ella es un poco inmadura y bastante inconsciente, Freddie, en esa otra vida paralela se muestra muy injusto y egoísta. El único que me ha gustado un poco es Jonah, un hombre sensible y atormentado que lucha por sus sueños y por salir adelante teniendo siempre presente el valor de la amistad y la lealtad.

El libro está narrado desde dos puntos de vista: "despierta" y "dormida". En la primera se muestra la vida de Lydia sin Freddie y en la otra la vida paralela que vive estando su pareja viva todavía en la que se cuenta cómo es su vida una vez casada etc. Esto le da un poco de dinamismo a la historia, mantiene enganchado al lector y sin duda es interesante. Me gusta que se muestren ambos mundos lo que no me ha gustado es el método en el que se lleva a cabo. Posdata: Te quiero logra mantener viva la historia de amor de una forma preciosa y creo que aquí una buena forma de que Lydia viviese esa otra vida podría haber sido a través de los sueños, pero sin necesidad de abusar de pastillas.

En resumen, es una historia entretenida, que da lecciones de vida, habla de superación y está narrada en dos tiempos, pero me ha decepcionado y no me ha gustado mucho.