Nuevo libro de Lorenzo Silva. Esta vez nos trae un tema sensible y a la vez turbio como fue el terrorismo y si la defensa de una sociedad democrática y de las víctimas inocentes contra la violencia del terror lo justifica todo. Y lo hace con un personaje como es Púa en un tiempo y lugar indeterminado como puede ser España o cualquier Estado de derecho que tenga "la tentación de buscar atajos delictivos para neutralizar a sus peores adversarios". Púa es el nombre de guerra de nuestro protagonista. Nunca sabremos el verdadero, pero sí que está retirado y que participó en la guerra sucia del Estado convencido de su causa. El tiempo ha pasado, no todo salió bien y la justificación es muy lejana, mientras que él ya no puede abandonar el lado oscuro. Pero un día el pasado llama a su puerta a través del amigo y camarada del alma con el que compartió sus peores momentos. Púa es el mejor narrador que puede tener esta historia. Se expone al lector libre de juicios y excusas para dejar que sea él quien decida el veredicto, pero ya lo avisa en la primera página: "Soy una mala persona". Así, contado a dos tiempos, pasado y presente, nos metemos de lleno en un viaje cargado de dilemas morales, en un libro introspectivo y reflexivo que profundiza en cómo se llega y las consecuencias que conlleva cruzar todas las líneas rojas. Pero que esto no lleve a engaño, estamos ante un thriller como puede ser cualquier #noveladeespías y que podría comparar con las de #johnlecarré por eso de que profundiza en la condición humana, pero con esa escritura de Silva que a mí no me deja indiferente. La parte del pasado está muy bien documentada y entiendo que muy bien asesorada. Decir que el inicio es un poco lento e incluso presuntuoso, pero pasado ese escollo se convierte en un libro perfecto que he devorado. Y es que ese don de Silva para envolverme en su narrativa ha hecho me haya bebido las casi 500 páginas en horas. |