Siega

Siega nos traslada hasta el futuro donde gracias a la tecnología y la ciencia la humanidad ha logrado alcanzar la inmortalidad. Enfermedades antes mortales, accidentes, vejez,... imaginaros el problema demográfico si no dejan de nacer bebés pero nadie muere.... Y ese es el papel fundamental de la guadaña, la organización que se encarga de cribar un número de personas al año precisamente para evitar la sobrepoblación... ¿pero que sucede cuando el poder prima más que la conciencia?

Citra y Rowan nuestros dos protagonistas serán escogidos por el segador Faraday, uno de los segadores con principios que todavía quedan. Precisamente es la reticencia de los dos jóvenes a convertirse en segadores por lo que son elegidos. Durante un año ambos tendrán que aprender el arte de matar de la mano de su mentor Faraday pero solo uno pasará las pruebas que impone la Guadaña y lograr convertirse en segador, regresando el otro a su vida normal. ¿Quién de los dos será el que consiga el anillo de segador? ¿Es todo tan utópico como parece?

Estructurado en 522 páginas divididas en cinco partes diferenciadas ocultando en ellas 40 capítulos de una extensión normal y alternando distintos puntos de vista lo que nos permitirá abarcar más a la hora de entender la historia así como ir conociendo a los distintos personajes así como el punto de vista de algunos de los segadores a través de fragmentos de sus propios diarios, Neal Shusterman nos muestra una trama original de esas que enseguida captan nuestra atención y que nos enganchará desde el principio.

La pluma de Shusterman es ágil, ligera y muy visual de forma que a través de sus páginas nos hará viajar hasta la misma historia tal cual lo estuviéramos viendo todo por nosotros mismos de la misma forma que nos hace sentir parte de la misma a través de las emociones bien sea las que nos va transmitiendo a través de los personajes como también las que percibiremos nosotros desde cada escena vivida.

Los personajes al igual que la ambientación quedan muy bien perfilados, diferenciando perfectamente la personalidad de cada uno, vamos viendo la evolución que van teniendo poco a poco a lo largo de la historia tanto a nivel de aprendizaje en su lucha por convertirse en segadores, como en el caso de Citra y Rowan, sin dejar de lado e intentando no perder nunca sus principios y humanidad. Como también vemos las dos caras de la moneda de aquellos que pese a todo continúan siendo fieles a sus principios como en el caso de Faraday y Curie y por otra parte los que piensan que para conservar el poder todo vale. de todas formas, si algo no se le puede negar a Neal Shusterman es el buen trabajo que hace a la hora de crear a cada uno de sus personajes, pues son de estos que logran que los amemos u odiemos dependiendo de su papel en la historia lo que en mi opinión los hace imprescindibles a la hora de contarla.
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