Aviso: esta reseña contiene spoilers del primer libro de la saga, Siega. En esta segunda parte de la trilogía La Guadaña, seguimos los pasos de Citra y Rowan, ahora más alejados que nunca. Citra, con sus nuevas labores como segadora desarrolla su propia forma de criba y se alza como referente de la vieja guardia mientras que Rowan, protegido por la inmunidad, criba a quienes no sean aptos para ser segadores. Reflejarán los cambios que se suceden en el interior de la Guadaña y los peligros que esto comporta. Por otro lado, accederemos a los pensamientos del Nimbo, que aparecerá como un personaje más con "voz" propia y al que acompañaremos en el discurrir de los acontecimientos. Esta segunda parte empieza de forma trepidante y tiene continuos giros que nos hacen estar siempre alerta porque en un mundo en el que no existe la muerte la falsa seguridad campa a sus anchas El desarrollo de los personajes se mantiene en un segundo plano, primando la parte más argumental e introduciendo voces nuevas y viejas. Hay mucho más desarrollo de las intrigas políticas, mayor crueldad y el final es totalmente inesperado hasta que te topas con él de frente Esta trilogía nos enseña que no todo el mundo tiene un final feliz y que el poder corrompe en todas las esferas, incluso en la que debe ser la más compasiva de todas. Colibrí. |