Hôzuki, la librería de Mitsuko

Aunque mayo esté a punto de empezar, yo sigo con las obras que tenía planeadas para el #marzoasiático y la última de ellas era “Hôzuki, la librería de Mitsuko”, de Aki Shimazaki.

Al igual que su predecesora, se trata de una obra corta, aparentemente sencilla, serena, con un estilo calmado aunque muy fluido, sosegado… No se trata de un libro exigente y su lectura resulta sencilla, sabe cómo captar la atención del lector y mantiene ese halo de misterio, ese algo especial y mágico que sentí durante la lectura de “Azami, el club de Mitsuko” (ya sabéis que ambas novelas son los primeros volúmenes de la pentalogía “La sombra del cardo”).

Si tengo que comparar ambas, quizá he disfrutado más de Hôzuki tanto por la historia que cuenta como por sus personajes, su elegancia y su ambientación. Algo que me ha gustado mucho en ambas es la simbología que utiliza la autora, su forma de enlazar unas cosas con otras, de hilar la realidad de la historia con la espiritualidad que caracteriza todo lo japonés.

Historias que pueden resultar predecibles y que acaban sorprendiendo, que dicen mucho sin decir aparentemente nada y que resultan muy cómodas de leer. A mí personalmente me han hecho sentir durante toda la lectura que estoy leyendo algo especial, aunque a priori no lo parezca, que son historias que ocultan algo, que tienen doble fondo, que son solo la tapa que esconde todo un mundo de reflexiones, pensamientos, sentimientos y mensajes entreverados.

Como digo, si Azami me gustó, Hôzuki me ha encantado, y ambas en conjunto forman un tándem único, elegante y bello. Estoy deseando continuar con la saga, porque intuyo que tiene muchísimo que ofrecer.