La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey

La primera vez que disfruto de un libro epistolar, ya que normalmente me aburren y los termino leyendo a ratos sueltos. En este caso, la historia me atrapó desde las primeras líneas y lo leí casi del tirón.

Juliet se enfrenta al reto de escribir una segunda novela que esté a la altura de la primera, que le ha proporcionado gran reconocimiento. Mientras busca ideas, recibe la carta de un desconocido, Dawsey, que tiene en su poder un libro que le perteneció a ella y que, en vista de lo mucho que le ha gustado, le pregunta cómo conseguir más libros del autor.
Juliet termina trasladándose a la isla de Guernsey y conociendo a Dawsey y al resto de componentes del club de lectura.

Así empieza un libro que nos habla de cómo un grupo de personajes muy dispares entre sí, mantienen lazos de amistad por medio de un club de lectura creado en plena guerra. Iremos descubriendo las vidas de cada uno de ellos, todas interesantes, con ciertas sombras que apagan sus biografías pero que, aún así, consiguen transmitir esperanza y alegría, ya que a pesar de contar historias complicadas, en todo momento mantiene un positivismo que consigue saltar a través de las páginas.

No sería capaz de elegir como mi favorito a uno de los personajes del libro. Son todos tan humanos, sienten tal pasión por los libros, se ayudan tan desinteresadamente unos a otros, y forman un grupo tan homogéneo, que elegir solo a uno de ellos sería injusto para los demás. Tal vez Elizabeth, tan ausente y tan presente, sin voz propia pero con mucho que contar haya sido un personaje que me ha despertado gran interés por su trayectoria.

Un libro sobre libros, escrito de una manera preciosa y que te proporciona una gran dosis de esperanza al leerlo.

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