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En las tierras del norte conviven dos pueblos totalmente opuestos, por un lado están los Kranyal, un pueblo guerrero y que valora el arte de la lucha. Y por otro lado los Djendel, un pueblo de sacerdotes que valora la vida y la paz. Estos pueblos se fusionarán en una alianza que forjará el reino de Neimhaim, gracias al sueño que tienen sus líderes y que procede de los dioses. Así es como acuerdan que el hijo de cada uno de los líderes (el chico) Djendel y la hija de los Kranyal se casarían en un futuro y se convertirían en los primeros reyes del nuevo reino fusionado. Pero al nacer notan que ambos niños parecen hermanos ya que el parecido es sobrecogedor. La vida de los futuros reyes crece apacible y tranquila hasta que un acto infantil pone en peligro la alianza y el futuro de Neimhaim. Los padres y líderes de ambos pueblos se verán obligados a actuar con severidad e impondrán castigos a todos los participantes en esa pelea. La verdad que me ha decepcionado el libro ya que me esperaba otra cosa. El libro en mi opinión es demasiado denso y por momentos me he aburrido bastante. También creo que tiene un exceso de personajes y al tener esos nombres nórdicos hacia a veces bastante confusa la lectura. Algo que he odiado es el tema del triangulo amoroso ya que me lo veía venir desde las primeras páginas y no me gustan. Con los personajes principales no he llegado a conectar en ningún momento, Ailsa la primera de los Kranyal me ha caído bastante mal la verdad ya que no la entendía, sin embargo Saghan el primero de los Djendel me ha caído bastante mejor quizás porque me gustaba más las tradiciones y la personalidad del pueblo Djendel. También creo que no me ha convencido el libro porque personalmente veo a los vikingos como un pueblo bárbaro que solo encuentra satisfacción en las matanzas y el saqueo. Lo que más me ha gustado es la parte de la mitología, los mitos y el pueblo Dasarim ya que me recordaban un poco a los elfos que me encantan |
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