Los separaba una fractura invisible, como si se hubieran dicho todo en otra vida, en una discusión con gritos, lágrimas, golpes y abrazos que no debería repetirse más.
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Los separaba una fractura invisible, como si se hubieran dicho todo en otra vida, en una discusión con gritos, lágrimas, golpes y abrazos que no debería repetirse más.
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Es difícil verlo por dentro, porque repele a los intrusos que invaden su soledad. Apenas detecta la cercanía de un fisgón, corre a encerrarse bajo siete llaves de silencio. El cazador de sus secretos debe andar a tientas para no engañarse con ideas preconcebidas, debe odiarlo y quererlo, hacer conjeturas desesperadas y toparse al final del camino con la misma cerrazón del principio.
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Tenía una personalidad mimética y débil, en la que las influencias del exterior se iban encimando como las escrituras de un palimpsesto. Imitaba los gustos y aficiones de los demás, creyéndolos propios en todo momento, hasta encontrar un nuevo objeto de emulación que borraba las huellas del primero.
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El retrato de Dorian Gray