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Este libro ha sido un descubrimiento escalofriante del pasado de los países bálticos. En varias ocasiones me puso los pelos de punta y no podía creer que tales tormentos pasaran de verdad, pensé que eran invenciones de la autora. Nada de eso, todo lo relatado son vivencias de personas reales que fueron deportadas y sobrevivieron. Cuenta la verdad tal y como se vivió, sin añadidos ni florituras. No solo Hitler decidió exterminar a millones de seres humanos, estas mismas prácticas se ejercían en la Rusia de Stalin, quien enviaba a presuntos criminales a campos de trabajo forzados en Siberia con temperaturas bajo cero, alimentados con mendrugos de pan y sometidos por el miedo. Lina es una muchacha de una familia burguesa que se ve privada de su libertad sin saber el motivo. A través de dibujos y cartas plasma sus vivencias en el campo de trabajos. A pesar de las condiciones en las que malvive, su humanidad encuentra el camino para el amistad, compasión e incluso el amor. Los personajes están muy bien retratados, son tan reales que puedes verlos claramente y sentir desprecio o cariño como si fueran personas de verdad. Pese a todo, no es un libro especialmente dramático y el final nos deja un bonito mensaje de esperanza y amor. Aunque resulta difícil disfrutar plenamente de un libro que relata tanto dolor, abuso y sufrimiento... Es una narración con mucha fuerza que emociona por momentos y atrapa al lector desde la primera hoja. Los capítulos son muy cortos, lo que anima a seguir leyendo. A medida que avanzas, estás deseando saber qué ocurre. Me ha encantado la pluma de la autora, logrando hermosura dentro del horror que se vive a lo largo de la novela. Considero que Entre tonos de gris es un libro que debemos leer en algún momento de nuestra vida, aunque no nos guste la temática. Lo que nos cuenta es muy duro y habrá personas sensibles que se sientan especialmente horrorizadas, pero te hace reflexionar acerca de la lucha, la superación y la esperanza. Saludos ;) |
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