 |
Una obsesión perversa trata de las ambiciones, las traiciones y los celos de las personas que son demasiado inteligentes para su propio bien. Personas que trabajan juntas para obtener el poder pero cuya amistad se ve rota por dicho poder. Todos los personajes, incluido el protagonista, tienen lados oscuros escondidos debajo de sus exteriores tranquilos y serenos. Quizás esto desanime a algunos lectores, pero me fascinó por completo la exploración de la delgada línea entre los buenos y los malos. La historia se divide entre el presente y hace diez años. El presente habla de Victor, un convicto fugado, que está decidido a encontrar a su viejo amigo convertido en enemigo y repartir la venganza que arde en su interior. Retrocede hace diez años y Victor es un joven estudiante universitario brillante que es prácticamente inseparable de su mejor amigo, Eli. Cuando Eli propone un plan para descubrir si existen EO (Extra-Ordinarios), él y Victor se convierten en socios en un plan que los llevará al infierno y de regreso y tal vez, solo tal vez, les otorgue habilidades sobrenaturales. En parte ha sido una pequeña decepción, pero creo que es más por haberlo leído en un momento poco adecuado que otra cosa. Buena premisa, buenos personajes y, en general, buena ejecución de todas las ideas. Y aun así me ha faltado algo. Tal vez tras reposar un tiempo el libro cambie de opinión, pero a día de hoy creo que a la historia le falta algo para acabar de atrapar. Es decir, todo el libro se basa en la construcción a ese encuentro final y la resolución es un poco… meh? No sé, el final me ha parecido demasiado predecible y “fácil”. Otra cosa que no acaba de convencerme es el sistema de magia. Tengo muchas preguntas sobre el funcionamiento y limitaciones de los poderes. Por no hablar de que Sydney es el mayor plot armor que puede tener un libro. Me arrepiento de no haberlo leído antes porque creo que lo hubiese disfrutado mucho más. |
>
