Renacer

La naturaleza morira, aunque resurgira de sus cenizas, como el Ave Fenix.

La vida puede ser tremendamente cruel, da igual lo que uno haya hecho o cómo se haya comportado en la vida. Con las malas personas y con las buenas, resultaba indiferente. El azar guía nuestras vidas. Creemos controlarlo todo, pero apenas tomamos un puñado de decisiones intrascendentes.

Nos hemos convertido en dioses. Aunque nunca hemos dejado de ser solo humanos.

¿Qué sentido tiene vivir para siempre si nada cambia nunca?

El rostro que nos mira al otro lado del espejo algún día desaparecerá.
Porque nada es para siempre. Nuestra vida tiene fecha de caducidad. Vamos a morir, todos, de forma inevitable. Algún día, más tarde o más temprano, será el último

Dios nos ha abandonado a nuestra suerte porque le hemos decepcionado demasiadas veces. Y, al final, de ha cansado de nosotros.