La espada del destino

En esta segunda entrega de la serie de libros de The Witcher de Andrzej Sapkowski, nos encontraremos de nuevo la narración en relatos que nos permitirá configurar esta trama de novela de fantasía que tan hábilmente construye el autor.
En este caso, seguiremos acompañando al brujo en sus andanzas, pero, frente al primero en el que se nos presentaba el personaje y sus anhelos, en este se nos mostrarán cuáles son las principales alianzas del personaje. Así, aparecen personajes tan célebres como la hechicera Yennefer, el bardo Jaskier o Ciri en esta entrega que tendrá como tema principal el destino.
Estructura y personaje
De este modo, la obra se va a dividir en tres partes, según los personajes que aparezcan en ellas, dos relatos para cada uno de ellos. A lo largo de los mismos, se nos contará qué relación tienen los personajes con el brujo y qué influencia tienen en el camino de Geralt. Así, la imposibilidad de la unión, la casualidad del encuentro y ese algo más, sobre el que se reflexiona en el último relato, serán las cuestiones que se desarrollarán.
Frente al tomo anterior, en este caso el brujo se nos mostrará más como un hombre al que, sin tener sentimientos de serie, el mundo le reclama cierta intromisión más allá de la muerte del monstruo. Esto se consigue gracias a que el autor ha introducido una idea de destino, no como algo que va a suceder necesariamente, sino como algo que inevitablemente está conectado, de una u otra manera.
Y, aunque la diferencia pueda parecer poca, no lo es, porque de este modo se puede ir contra el destino y puede no cumplirse, porque esa conexión no es suficiente para que se ejecute ese final pronosticado. Quizá es un poco difícil explicarlo sin poner ejemplos, pero lo que está claro es que a partir de ahora Geralt va a tener unas responsabilidades con el mundo que podrá evitar, pero que tendrán consecuencias.
Dentro de la gravedad
Pues sí, dentro de la gravedad que se ha introducido en la historia del brujo, podemos aún encontrar alegría entre sus páginas. No solo será la aparición de Jaskier, que nos entonará las baladas más dulces y subidas de tono, sino también circunstancias que rebajarán la tensión a todo lo que rodea a nuestro protagonista, con historias de enredos, de confusiones o incluso de amor.
Además, la belleza será otra de las cuestiones que se desarrollarán, porque qué difícil es llamar a algo monstruo, criatura, etc. cuando es bello y es capaz de revelarnos no solo lo que siente, sino también lo que está por venir. Y no penséis que entonces no tendremos crueldad, para nada, esa belleza se recubre de la crueldad de lo salvaje, de lo indómito, del curso de la vida, que poco a poco vemos cada vez más alterado por la acción humana.
Dar un salto
Sé que no soy capaz de explicar qué me ha gustado de la obra porque mucho de ello está dentro de lo que se nos cuenta, pero sí os puedo decir que me ha mantenido enganchada a sus páginas, tanto por el atractivo de las historias en sí, como por lo ameno de las mismas y ese lenguaje tan cercano que utiliza tanto para insultar, como para maldecir, como para reír de aquello que celebra.
El brujo no solo es un matón con una gran espada, es un camino para poder entender el destino, la belleza, la nostalgia, la melancolía y ese algo más que se nos promete.
Si no habéis empezado con Geralt de Rivia, debéis; si lo habéis hecho, seguid. Espero que os animéis con él.

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