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El primer tomo de la trilogía más recomendada para adentrarse en el cosmere nos sitúa en Scadrial un mundo distópico en el que del cielo cae constantemente ceniza, la vegetación verde no es más que un recuerdo y las brumas y seres sobrenaturales de razas extrañas cubren el paisaje cada noche con su amenaza. Kelsier, el superviviente de Hathsin es nuestro protagonista, quien tras la muerte de su esposa y sobrevivir a los pozos de trabajos forzados, está impulsado por la sed de venganza hacia el Lord legislador comandante supremo del planeta. Para lograr el objetivo de asesinarlo, Kelsier reúne un grupo de personas con dotes mágicos en la alomancia, siendo él el más poderoso, un nacido de la bruma, el grupo se propone dar vida a la rebelión Skaa, que son el pueblo llano que trabaja bajo las órdenes del lord legislador y los nobles que gobiernan cada ciudad y fortaleza que conforman el imperio final. La maestría y don que posee Sanderson para crear mundos fantásticos y sistemas de magia novedosos, como los de esta historia que están basados en el uso de metales, llamados Alomancia y Feruquimia, que permiten a sus portadores sobrepasar los límites de sus cualidades humanas, dotándolos de talentos excepcionales usados aparentemente para el bien de todos pero que corresponden más a deseos personales, hacen que la historia sea adictiva. Una fantasía épica narrada a una velocidad que no permite soltar el libro, llena de escenas de combates detallados de tal manera que se puede sentir a los personajes volar, tirar y empujar de metales para conseguir vencer a sus contrincantes, sin que esto deje aun lado el desarrollo de personajes, el crecimiento de la revuelta y sobre todo, la consolidación de la relación maestro-aprendiz entre Kelsier y Vin una pequeña ladrona que sin saberlo usa sus poderes de nacida de la bruma llamando la atención de su maestro que la ayudara a convertirse en una magnifica guerrera, mientras desenreda los dramas de su pasado. |
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