El imperio final

Tengo sentimientos encontrados con este libro desde que lo empecé. Por un lado, me ha encantado el mundo y los personajes, pero, por otro, no he terminado de engancharme hasta el final y su ritmo ha sido muy irregular. Es por eso por lo que la reseña de hoy será más corta de lo habitual y por lo que es posible que esté escribiendo una opinión poco popular si tenemos en cuenta que todo el mundo habla maravillas de la obra de Brandon Sanderson.

El imperio final nos cuenta la historia de un pueblo atormentado y sometido, los skaa bajo el mandato de un dios, Lord Legislador. Los nobles tienen el poder y atormentan a los skaa que continúan agachando la cabeza porque es lo que han aprendido, es lo que se debe hacer ante las clases que los dominan. Por encima de ellos, Lord Legislador, el salvador y el dios de todos, se asegura de que nadie escape de su control y todos vean el bien que ha hecho al mundo. Las reglas son claras y todo el mundo las intenta cumplir: no puede nacer ningún mestizo entre skaa y nobles porque se acabaría con el equilibrio. Los problemas llegan cuando una banda de ladrones decide que es hora de mover cartas en el asunto.

El resumen que os traigo es bastante pobre, pero considero que es mejor ir a ciegas y no esperar nada en concreto. La historia empieza lenta cómo ocurre en muchos primeros libros de mundos tan elaborados como este. Tiene que explicar cómo funciona todo e introducirnos la historia para que queramos seguir leyendo por lo que es algo normal. El problema ha llegado cuando el ritmo ha sido intermitente. Tras cinco o seis capítulos lentos te venía uno o dos que te atrapaba y te hacía avanzar, pero cuyo ritmo acababa abruptamente volviendo a esa lentitud pasmosa. Solo a mitad de la cuarta parte y en la quinta consigue atrapar por completo. de haber tenido un mayor equilibrio o haberme hecho sentir que el ritmo correspondía con la trama, no me hubiese importado y hubiese disfrutado. Sin embargo, no fue el caso y acabó resultándome pesado en muchas partes, sobre todo en la tercera.
La historia en sí tiene una trama capaz de enganchar, pero al no haber tenido el ritmo adecuado, me ha costado seguirla. de no haber sido por estar en una lectura conjunta, me habría perdido ese final tan espectacular que tiene.

No todo va a ser queja, también tengo que aplaudir la construcción del mundo y los personajes. En cada persona, religión, poder, cargo, etc. había una profundidad asombrosa. No dejaba nada a medias tintas. Si algo era de una forma, tenía que tener una relación con algo que había ocurrido con anterioridad. Además de eso, también he disfrutado al ver referencias constantes con algunas revoluciones y tramos de la historia universal. Ha sido interesante ver ciertos reflejos de episodios importantes que han hecho que el mundo sea como es.

En conclusión, no puedo decir que no he disfrutado porque sería mentira, pero esperaba mucho más de lo que me he encontrado y todo ha sido culpa del ritmo. Quizás tenía demasiadas expectativas o, tal vez, ha sido por estar leyendo otras historias a la vez. Puede que incluso haya sido porque no era el momento adecuado, pero he acabado teniendo sentimientos encontrados. ¿Seguiré leyendo la saga? Es muy posible, pero no en un corto plazo.
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