Balas para todas

La imaginación no tiene límites y siempre habrá un escenario que se acomode a las necesidades.

El destino puede cambiar en cuestión de segundos.

En general, mi lema es relativizar todo, la única estrategia que me ayuda a mantenerme sana en una dimensión que es esquizofrénica en sí misma.

No soy ese tipo de mujer que puede dejar que un hombre decida por ella sin rechistar. Nunca aceptaría una relación con mi pareja en la que el hombre y la mujer no se traten de igual a igual. Tampoco a alguien que no respete mi carrera.

Eso es lo que pasa cuando no se hace nada: los acosadores se regocijan en su sentimiento de impunidad y abusan de nuevo.

Me sentía sola incluso cuando no lo estaba.

Somos egoísmo puro, incluso para la muerte.

Incluso en medio de una revolución femenina, me encuentro en una lucha constante por demostrar mi valía. Puedo ver por qué muchas de estas mujeres sufren de misoginia interiorizada: las semillas del patriarcado, plantadas durante siglos, no pueden ser arrancadas en cuestión de meses, ni siquiera en años. Sin embargo, darse cuenta de este problema es el primer paso en el camino hacia su solución.

La gente con mentalidad patriarcal te quita el valor al demostrarte que no sirves para lo que haces, e incluso intentan controlar tu trabajo.

La fortaleza para enfrentarse a estos miedos proviene, la mayoría del tiempo, de la voluntad para seguir adelante.