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Crítica de Nuemiel


Nuemiel
09 February 2022
Desde la primera página supe que este libro no me iba a gustar porque el protagonista es un borde amargado. No hace ningún esfuerzo para que empaticemos con él y, como consecuencia, sus problemas no me importaban nada. Lo único positivo que saqué de él es su amor por sus hermanos.

Holden es un chaval muy exagerado para todo. Según él todo el mundo tarda 10 horas en peinarse, o toda una vida en vestirse. Es un cínico que sólo se fija en las cosas malas de la vida. le molesta cualquier cosa que hagan o digan en su presencia; cuidado con respirar, no vaya a ser que también le moleste. Pero lo que realmente le ocurre es que tiene una envidia que no le cabe por la puerta. Si conociese a Holden, haría todo lo posible por evitarlo. No soporto a los niñatos malcriados que se quejan por todo pero jamás intentan arreglar las cosas. ¡Madura de una vez!

El autor trata de reflejar ese carácter pasota e incomprendido que tienen los adolescentes y muestra sus crisis de experiencia y existencia, la falta de apego, la confusión y repulsión a la hipocresía y al materialismo... de nuevo, pienso que yo debí ser una extraterrestre durante mi adolescencia porque en poquísimas ocasiones me comporté así. Tampoco tuve arrebatos de bipolaridad ni escenas dramáticas quejándome de lo injusta que era la vida conmigo. No sé... creo que todos estamos cansados de que los adolescentes de los libros se comporten como idiotas.
También aprovecha para mostrar la vida en Nueva York, para que veamos que no es una ciudad tan idílica como piensa la mayoría del mundo. La vida cotidiana y la vida nocturna se entremezclan para mostrarnos cómo se desarrolla el día a día en esta ciudad. Una forma de enseñarnos a valorar lo que ya tenemos y no lo que podríamos, o no, llegar a tener.

La trama es aburridísima y la forma de expresarse de Holder cansa muchísimo. Es muy repetitivo con “y todo eso”. Es su coletilla, si no termina con esa frase, no se cree guay. Además, nombran muchísimo a Dios. En todas las conversaciones tiene que haber mínimo un “¡Por Dios!, ¡Dios santo!, ¡por el amor de Dios!, ¡por Dios vivo!”.

Desde la publicación de este libro, generación tras generación han usado a Holden como un símbolo de honestidad, liberación y rebelión social. Sin embargo, no sé por qué tantas personas lo aclaman y lo recomiendan. Imagino que la clave está en si te identificas con Holden o no; yo no extraje nada nuevo.

En resumidas cuentas, terminé el libro igual que lo empecé: sin guardián y sin centeno. Tan sólo lamento haber perdido cuatro días de mi vida que podría haber aprovechado para leer algo con más sustancia.

Saludos ;)
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