El guardián entre el centeno

Cuando leí esta novela no me entusiasmó. Debo ser de las pocas personas cuyo personaje, el adolescente Holden Caulfield, me dejó indiferente, no formando parte de esos personajes inolvidables que siempre se recuerdan.

Posiblemente por ello, muchos no estarán de acuerdo con este post.
No comprendo el aura de este libro ni su trascendencia. Para mí, el protagonista es un chicuelo que no sabe lo que quiere ni se para a pensar en las consecuencias de sus actos.

No es un héroe, es un villano consentido y maleducado que pretende ir por el camino fácil de la vida. Ya desde las primeras páginas, con el encuentro con su antiguo profesor, se ve de qué va.

Caprichoso y faltón. Sacándole punta a todo y a todos, sin mirarse él a sí mismo.

¿Quería el autor dibujar un personaje así, y los lectores, en lugar de ver al déspota, lo vieron como un Robin Hood? Ahí tengo la duda. O eso, o yo lo veo así de desagradable.

Lo que sí tiene esta novela es interés. Me gusta lo que cuenta, a veces no el cómo lo cuenta, pero siempre viendo al protagonista, Caulfield, como el inconformista donde no encuentra nada de su agrado. Visto así, el personaje, aunque chirría, está perfectamente conseguido. Un anti-héroe que da grima y lástima a lo largo de toda la historia.
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