Me sentía bastante culpable por no haber leído este clásico juvenil y más sabiendo que suele gustar independientemente de la edad que se tenga y del tipo de literatura que se suela leer. Y voy a reconocerlo desde ya: Holden Caulfield es uno de los mejores protagonistas que puede haber. ¿Cómo es posible que sin contar nada relevante más que historias inconexas y anécdotas del día a día, me mantenga enganchada queriendo que me cuente más? Como ni yo misma lo entiendo, voy a achacarlo a que es un gran clásico atemporal que está pensado simplemente para leer, disfrutar y reír con las ocurrencias de este chaval prácticamente asocial y muy borde. Tiene una esencia muy cautivadora que no me había encontrado en otras novelas juveniles y me encanta que el autor se negara por activa y por pasiva a las múltiples ofertas de adaptaciones a la pantalla porque esa esencia tan genial se perdería sin remedio.
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