El guardián entre el centeno

La sobrestimación en la literatura es un concepto que nos encontramos continuamente entre muchos clásicos bien aclamados, pero esta experiencia reveladora no deja de ser decepcionante. Conocido como el guardián entre el centeno y traducido al castellano conservando su metáfora como el cazador oculto, Salinger pretende con esta novela juvenil exponer la vida adolescente de la forma más exacta posible, creando un protagonista impulsivo e irracional con problemas para socializar y un toque de misantropía característico del autor. No es un escrito con el que el lector pueda identificarse si, en el momento de su lectura, sobrepasa la pubertad. de lenguaje vulgar, directo, con frases cortas y repetidas muletillas, la trama se encuentra vacía de nudo y desenlace, haciendo que quién se halle entre sus páginas espere en vano un acontecimiento interesante que definitivamente no pasará. Hacia el final de la novela, el monólogo existencialista de Antolini parece salvar el sentido de la obra, pero la redención resulta breve y la verdadera conclusión se vuelve apática. Una crítica de dureza tal vez innecesaria para un relato juvenil, aunque entendible considerando la predominancia dada frente a otras creaciones literarias mucho más aplaudibles según el juicio de un servidor.