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No me gusta el personaje de esta historia, no me gusta la historia y no me ha gustado para nada este libro. Pero sí que ha habido un encarnizado debate en mi club de lectura, porque de 20 personas que lo formamos, solo una lo ha defendido con el argumento de ser un personaje muy “emotivo”. John Webster es un hombre mediocre, con una vida que él mismo juzga mediocre y se descubre a sí mismo pensando en su secretaria, de la que cree estar enamorándose y eso le lleva durante todas las páginas del libro a elucubrar sobre su mediocridad, confesando que como su esposa no se rinde a la pasión, siempre ha tenido que ir a la busca de prostitutas en los más oscuros callejones. Y por mucha filosofía universal que le ponga el autor, es un individuo pobre, tonto y anodino. Solo hay un aspecto que yo creo que le confiere un aire inocente dentro de su perversión y su tontuna continua, son las ensoñaciones que tiene cuando piensa en el interior del cuerpo de Natalie, su secretaria, o en el interior de su cuerpo, o de cualquier cuerpo, como casas limpias para recibir a los otros seres que quieran entrar en ellas. El prefacio de la novela arranca con una verdad universal, cuando alguien él o ella ha decidido dejar su pareja: “solo he venido a decirte que ya no podré seguir viviendo a tu lado” y a partir de esto siguen páginas y más páginas donde no pasa absolutamente nada, John Webster es el único que habla y que piensa, todo a su alrededor es silencio, el de su mujer, su hija, los trabajadores de su fábrica de lavadoras y hasta el de su amante. Hay escenas densas y muy largas acerca de cómo explica a su mujer y a su hija lo que le está pasando, escenas absurdas de él desnudo junto a la imagen de una virgen, mientras hace la maleta para irse con Natalie. Pretende explicar su locura diciendo que su esposa, a lo largo del proceso vital se había convertido en una pesada masa inerte. La estructura narrativa monótona con la repetición continua de “uno o una” a modo de coma: “uno paseaba… uno sentía… uno se movía…” A veces se repite hasta 6 veces en un mismo párrafo, te adormece y cuando menos se te atraganta la lectura de una manera que a mí me ha obligado a abandonarla sin llegar al final. No puedo decir nada más de ella. Para mí es una novela muy aburrida, con valores machistas obsoletos y muy criticables. + Leer más |
«Risa oscura» es una pequeña Odisea moderna. Las llanuras del Medio Oeste, los grandes ríos, constituyen el telón de fondo de las peripecias del protagonista, John Stockton, un hombre huido de las convenciones sociales y en busca de un nuevo yo. En un mundo suspendido entre lo real y lo posible, entre el presente y la infancia, entre la biografía y la historia, se agita una constelación de personajes no resueltos, de figuras simbólicas.
Sherwood Anderson es incuestionablemente unos de los tres o cuatro titanes de las letras norteamericanas.
Risa oscura es la novela de la América del Medio Oeste, el valle del río Ohio, el Mississippi, Nueva Orleans y de la nueva libertad sexual de los años veinte. La tensión expresiva del lenguaje, la necesidad de una mayor adhesión a la vida, la urgencia de amar, de resolver el mito de la infancia y de dar por fin sentido a la propia existencia, son algunos de los temas que recorren una novela de gran intensidad, escrita en un lenguaje moderno, directo y esencial.
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