En el bosque, bajo los cerezos en flor

Nadie sabe cuál es el secreto de las flores de cerezo de Suzuka. Quizá sea eso que algunos llaman «soledad». El hombre ya no tenía motivos para temerla. Él mismo era la soledad.

El ladrón era un hombre de sangre fría que nunca había conocido el arrepentimiento. Como lo que le sucedía le pareció extraño, meditó sobre ello, pero como no llegó a ninguna conclusión, decidió postergar el asunto

–¿A ti no te aburre conversar?
–¡Por supuesto que no! Nadie se aburre hablando.
–¡Qué extraño! Yo, cuanto más hablo, más me aburro.
–Te equivocas. Te aburres porque no hablas.
–Eso no es verdad. No hablo porque sé que me aburriría si lo hiciera.

Cuando florecen los cerezos, la gente se siente alegre y feliz. Bajo los árboles cuajados de flores beben sake o comen dulces de arroz mientras exclaman: "¡Qué vista tan hermosa! ¡Qué espléndida es la primavera!".
Pero todo es una gran farsa. ¿Qué por qué lo digo? Porque desde la época Edo se repite la misma historia: la gente se reúne bajo los cerezos para emborracharse, vomitar y, finalmente, acabar peléandose bajo sus ramas en flor. Pero antes de la época Edo, en los días olvidados del pasado lejano, permanecer bajo las flores del cerezo era para cualquiera la más terrorífica de las experiencias.

En realidad no era miedo, era una mezcla de vergüenza y ansiedad,provocada por la ignorancia. Algo parecido a lo que le sucede a un sabio, cuando se enfrenta a algo que desconoce

Ya veo, el Buda que estoy haciendo es sólo un pequeño ser humano. En cambio la princesa es infinita como el cielo

¿ no dicen que la malicia es propia del ser humano? . En comparación con la luna el nuestro es un mundo mísero y vulgar, pero también tiene sus placeres y sus cosas buenas

Antes de la época Edo, en los días olvidados del pasado lejano, permanecer bajo las flores del cerezo, era para cualquiera la más terrorífica experiencia

No comprendía la relación entre aquellos objetos y el principio de la armonía, pero entendía el poder de su magia, la magia que daba vida a las cosas, pues incluso las cosas tienen un alma

Nada hay mas necio que unas lágrimas insinceras