Admito que releerlo me costó un poco, no fue la lectura liviana que esperaba a pesar de ser tan cortito. Lo que más resalto es la ternura que me da esta narración, por cómo está desarrollado, termina generando un sentimiento de cariño hacia el principito, su flor y su cordero. Y por qué no, cierta ilusión de mirar a las estrellas y preguntarse si el cordero se habrá comido a la flor. Es ciertamente un libro muy hermoso y estoy feliz de haberme tomado el tiempo para leerlo siendo adulta. |