HIRAYASUMI, VOL. 2

Cuando leí la sinopsis de este manga supe que sería una serie que querría seguir porque mi zona de confort, esas lecturas que me dejan el corazón calentito, son los slice of life, esas historias donde no pasa aparentemente nada, solo la vida.

Hiroto Ikuta es un joven de casi treinta años que trabaja en un establecimiento de pesca, pero no de los que venden material para pescar sino de los sitios típicos japoneses donde se va a pasar el rato junto a un estanque y te puedes llevar los peces que consigas atrapar. Es decir, que según el punto de vista japonés, es como si no tuviera oficio ni beneficio. El caso es que Hiroto se trasladó hace unos cuántos años a Tokio con intención de ser actor, incluso salió en alguna película, pero algo pasó y finalmente se alejó de ese sector.

Hiroto es muy amable y buena persona, y por ese motivo se hizo amigo de una anciana del vecindario y la visitaba de vez en cuando para comer con ella y ayudarle en cosas de la casa, incluso estuvo muy pendiente de ella cuando se rompió un brazo. Debido a su relación y a la ausencia de familiares, la anciana le deja su casa en herencia al morir, de modo que Hiroto vive allí desde entonces. Dado que la casa es bastante espaciosa, Hiroto no duda en invitar a su prima Natsumi de 18 años a vivir allí mientras estudia Bellas Artes. En el pasado mantenían una muy buena relación pero, con la separación y el paso de los años, a Natsumi le cuesta algo más ser natural con él. Eso y que le asaltan cien mil dudas en esa nueva etapa de su vida.

El manga nos va contando pequeñas anécdotas de su día a día, la adaptación de Natsumi en la universidad, su primera borrachera, su primera amiga y primer trabajo, etc. y los momentos que vive junto a Hiroto, lo que va descubriendo sobre él (que es muy cariñoso, paciente, conformista) como el que se pone nervioso cuando está con chicas que le gustan y no para de decir tonterías. En definitiva, se trata de una historia muy buenrollista que me está gustando mucho conocer.