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En esta tercera entrega de la trilogía de la niebla ya reconozco totalmente al Zafón de la sombra del viento y de Marina. Sin duda es el libro que más me ha gustado de los tres. No sé muy bien por qué el autor decidió unir estas tres obras como una trilogía, ya que las historias no tienen nada que ver entre sí, definitivamente son autoconclusivas. Eso sí, con el nexo de que la niebla juega un papel importante en todas ellas, pero aparte de eso nada más en común. En esta ocasión nos cuenta la historia de Simone y de sus hijos, Irene y Dorian. al fallecer su marido, y padre de sus hijos, encuentra un empleo como ama de llaves de un fabricante de juguetes en un pequeño pueblo de Normandía. Los tres se trasladarán a vivir a una pequeña cabaña en el cabo de este pueblo. Sin embargo, no todo es tan bonito cómo parece. Este pueblo y, más concretamente, el fabricante de juguetes guardan grandes misterios que se les van a venir encima. Irene encontrará en Ismael, un chico del pueblo, un gran apoyo que le acompañará en esta aventura. Una historia bien desarrollada, que mantiene en todo momento el suspense y que se lee en un suspiro, con las descripciones a las que me tiene acostumbrada Zafón, en las que consigue transportarme totalmente a los lugares descritos y con la que, para ser sincera, he pasado un miedo terrible. Es una historia mucho más ligera que La sombra del viento, pero que ya tiene esa esencia que tanto me gusta del autor. Por lo que recomiendo empezar con esta trilogía y así ir en crescendo. Sin duda muy recomendable para todos los amantes del suspense, el misterio y el terror. Reconozco que el terror no es lo mío y que si he sido capaz de terminar esta novela ha sido por el empecinamiento que tengo de leer todo lo que ha escrito esta maravillosa pluma. |
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