No sabes lo que me cuesta escribir esto: La historia de cómo recuperé el lenguaje

Las cosas que conocemos tienen su nombre. Pues imagínate que los nombres de todo lo que conoces se esfuman de un plumazo. ¿Cómo te quedas?

[…] hay que vivir. Hay que hacer lo que quieres hacer. No dejarlo para mañana.

[…] en el hospital la comida es muy sosa. Sin sal todo es más triste.

No hay nada peor que follar triste, pienso.

La buena medicina es la mayor expresión de amor y la mala medicina es la que no conlleva una interacción humana.

Pero los niños anclan. Son la única razón de que no cometa ninguna estupidez.

El lenguaje te puede oprimir o liberar.

[…] era mucho más moderno que nosotros ahora. Por eso también valoraba tantísimo la palabra.

[…] resulta que de repente hay un montón de padres observando atentamente qué comen sus hijos, y un chupachups de limón podría ser peor que uno de cianuro.

Quiero seguir llenando nuevos diarios. Acabo de empezar uno. Una libreta nueva, que es como una nueva etapa, en la que voy a intentar ser yo. Con miedo, con alegrías, con problemas, con abrazos.