Harry Potter y la piedra filosofal

Y una vez más vuelvo a leer la que para mi es la SAGA, así, con mayusculas. Parece increíble, pero ha sido empezar una vez mas este libro y leer una vez más aquello de “ El señor y la señora Dursley, que vivían en el numero 4 de Privet Drive, estaban muy orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente“ y he sentido la misma alegría y emoción que cuando lo leí por primera, la misma que he sentido cada vez que he vuelto a él o a cualquiera de sus continuaciones. Tengo muy claro que mi amor por la lectura y la escritura se cimientan en Harry Potter junto a los cuentos de Andersen, Perrault y, sobre todo, los hermanos Grimm. No importa cuantos años pasen, sigo sintiendo el mismo amor por estos libros, y no dudo que esta no será la ultima vez que vuelva a releer una serie que sigue haciéndome soñar, reír y llorar ahora que cuando tenía siete u ocho años, y siempre la llevare en el corazón.

Lo hace especial esta historia no es el previsible argumento del pobre huérfano cruelmente maltratado por sus parientes durante años, que descubre que es un mago y parte hacia una escuela de magia donde hace amigos y se convierte en la pieza central de la lucha de las fuerzas del bien contra las del mal, y de paso salva la situación en cada novela (cuando los adultos parecen incapaces de hacerlo). No, lo que la hace especial es el mundo que J.K.Rowling pudo crear, tan bien hilvanado y complejo, tan lleno de detalles y curiosidades, y tan maravillosamente bien construido con sus costumbres, detalles y reglas, que se vuelve algo cercano a ti a medida que vas leyendo. Hogwarts es el colegio donde todos hemos soñado ir, y donde uno se siente bienvenido cada vez que vuelve. Es un lugar lleno de magia y muy bien estructurado y llenos de misterios y curiosidades que solo pueden mantener el vilo al lector mientras lee. Hogwarts ya es parte de nuestra niñez al igual que los personajes que lo pueblan. Y eso en si mismo es magia.

Centrándonos en lo que propiamente dicho “Harry Potter y la Piedra Filosofal” es una novela muy introductoria de este colorido mundo. Y esto es quizás lo que más me llama la atención de la estructura narrativa de este primer libro. Hay una historia central que vértebra todo el libro, pero esta muchas veces se pierde frente a otras historias cortas que se van intercalando a lo largo de la narración junto a este hilo conductor, y que forman las aventuras que viven en Harry y sus amigos a lo largo de su primer año en la escuela de magia. Esto no sucede en los libros que vienen, aquí la narrativa es mucho más lineal. Por eso llama a la atención esta estructura, que por otra parte, nos permite conocer más detalles y curiosidades del mundo mágico y de la vida en Hogwarts.

Una cosa que también me ha llamado mucho la atención respecto a los siguientes volúmenes, es que la forma de escribir de la autora es aquí, muchas veces, muy rápida, no sé si será que es que yo leo mucho más rápido que lo que que cuando era niña, pero ahora las partes más importantes o destacables del libro me han parecido que pasaban en un minuto, me leía los capítulos como si me tomase un vaso de agua. Y si mal no recuerdo, en los siguientes libros la autora enfatiza más los detalles de cada escena, se recrea más en ellas.

También otra cosa que noto muchísimo cada vez que leo este libro (y que quizás tenga mucho que ver con el tono que tuvieron las dos primeras adaptaciones cinematográficas de la saga) es lo inocentes y niños que son los personajes al inicio de su aventura, cuando los conocemos. Hay mucho encanto en ellos, y en cómo van fortaleciéndose sus lazos y van conociendo el mundo que le rodea. Resulta enternecedor e inspiran mucha ternura.Sobre todo cuando piensas en cómo van a ir evolucionando y creciendo a lo largo de los siguientes seis libros y y como van llegando a la adolescencia (véase el quinto libro) o superando todas las pruebas que la vida les va poniendo por delante. Ciertamente ahora, cuando son tan jóvenes, la mayoría de los personajes resulta muy maniqueístas, pocos de ellos tienen muchos matices. Pero ya desde los inicios podemos ver que tienen características muy definidas, lo que les hace muy reconocibles y cercanos para el lector. Y a muchos de ellos no es imposible no cogerles un cariño increíble, como a los Weasley, Hagrid, Hermione, Dumbledore o McGonagall por decir solo algunos.

Estoy muy feliz de volver a leer estos libros y deseo con empezar los siguientes con las mismas ansias que tuve cuando los leí por primera vez.