Harry Potter y la piedra filosofal

Poco podía saber J. K. Rowling, después de que el manuscrito de la primera parte de la saga Harry Potter fuera rechazado por tantas editoriales, que la profesora McGonagall tenía razón cuando en el primer capítulo dijo que «todos los niños del mundo conocerán su nombre». Han pasado 25 años desde su publicación y, a día de hoy, Harry Potter sigue más vigente que nunca, siendo uno de los libros más vendidos de todos los tiempos y a día de hoy se mantiene como la cuarta franquicia más taquillera de la historia del cine.

El día de su undécimo cumpleaños, Harry Potter descubre que es un mago y que tiene una plaza para estudiar en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, donde resulta que es toda una celebridad por haber vencido al mayor mago oscuro de la historia cuando era tan solo un bebé a pesar de que él no saía nada de ello. Allí, podrá descubrir un universo hasta entonces desconocido para él, pero en el que se enfrentará también a peligros inimaginables.

Releer la saga Harry Potter era algo que tenía pendiente desde hace varios años (cuando era pequeño, lo hacía todos los veranos pero ya hacía demasiado tiempo que no lo hacía), por lo que en cuanto empezó 2022 me di cuenta de que no quería retrasarlo más y que iba a ser una de mis primeras lecturas del año. de hecho, pensé que no tendría nada que decir sobre él una vez lo hiciera, ya que lo había leído tantas veces que no sabía si se me ocurriría algo para mencionar en una reseña. ¡Qué equivocado estaba!

Una de las primeras cosas ante las que volví a caer rendido durante esta lectura fue el mundo que ha creado J. K. Rowling para su historia desde la primera página, con una ambientación increíble que te mete de lleno en un mundo fantástico que todos desearíamos conocer en primera persona si fuera posible. Además, se trata de un mundo de lo más completo (y complejo), en el que no falta ni sobra ni un solo detalle, sino que todo está a la disposición del lector para que disfrute de la lectura de una manera plena.

Por otro lado, no paró de sorprenderme la rapidez con que se lee el libro: no es que esta primera parte de la saga sea una novela larga, pero cuando te quieres dar cuenta lo has devorado por completo, ya que la autora consigue absorberte por completo con una trama fascinante. También cabría mencionar la manera en que su autora ha dejado todo tan bien hilado dentro de la trama, donde no hay ingrediente que se escape, lo que consigue tenerte absolutamente enganchado a la historia.

La prosa de J. K. Rowling, para ser su primera novela, no se puede definir de otra manera que no sea asombrosa, cambiando de tono siempre en el momento preciso, sin tratarse de cambios bruscos sino que está de lo más cuidada. Además, otro de los elementos que me han resultado más interesantes de su lectura y que había olvidado es la presencia del humor en la narrativa de la autora, teniendo algunos momentos de lo más ingeniosos en los que consigue sacarte una sonrisa (e incluso una carcajada) de lo más inesperada.

He de admitir que he compaginado la lectura de la edición en digital que publicó Pottermore Publishing con la edición ilustrada que publicó la editorial Salamandra, ya que no podía llevar este último en la mochila siempre que me gustaba por su tamaño. Ahora bien, siempre volvía para observar todas aquellas ilustraciones maravillosas que me había perdido en la edición digital, ya que Salamandra ha publicado una edición impecable en la que esas ilustraciones hacen de su lectura una nueva y más completa experiencia.

Debe ser difícil realizar unas ilustraciones para un libro sobre el que ya todos tenemos una imagen formada dentro de nuestro imaginario gracias a las películas y que estas resulten frescas y originales, pero Jim Kay lo ha conseguido. Recuerdo especialmente la ilustración del Sombrero Seleccionador, que me pareció de lo más bonita e interesante, además de ofrecernos una nueva visión que no nos habíamos planteado hasta el momento.

En definitiva, Harry Potter y la piedra filosofal sigue conquistando corazones, incluso 25 años después de su publicación. Es lo que tienen los buenos libros: da igual el tiempo que pase y las veces que lo hayas leído que siempre lo vas a disfrutar como si se tratara de la primera vez que te metes en su historia, además de que consiguen volver locos no sólo a los más pequeños sino también a los más grandes.
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