Harry Potter y la piedra filosofal es una película para todos los públicos, pero en especial para los más jóvenes. Tiene muy ajustado su punto siniestro y es conscientemente condescendiente con muchos detalles narrativos que los más críticos considerarían pueriles. Pero es que su fin no es el de ser una películas "seria y de rechinar de dientes", sino que es una aventura fantástica que favorece la introducción del público en el mundo mágico de una manera fácil, atractiva y accesible.
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