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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
17 May 2023
¡Que lejos quedan ya lo tiempos en los que Harry y compañía llegaron por primera vez a Hogwarts tan llenos de Inocencia! Siento mucho cariño por este libro, lo considero uno de mis favoritos de Harry Potter, sino el que más me gusta. Pero tengo que reconocerle algo: desde el principio se nota que es una novela muy diferente a sus antecesoras, al principio hubo momentos en los que mi interés por ella decaía soberanamente. No obstante, el buen hacer de Rowling y su historia lograba que no tardase en volver a engancharme, pero tengo que decir que eso es algo que es la primera vez que releyendo este libro me pasa, y que con los anteriores nunca me ha sucedido.No obstante esta es una relectura que como siempre me ha pasado la he disfrutado mucho, creo que es un libro que aporta muchos datos de cara a lo que está por venir y que trae momentos realmente buenos e interesantes que he leído ahora con la misma pasión con que lo hice por primera vez.

En esta quinta entrega, J.K. Rowling da un paso hacia delante creando la novela más extensa y diferente a las anteriores. El tono es más oscuro y maduro que nunca, todo gira al son que marca la vuelta de Lord Voldemort, con todo el miedo, guerra y oscuridad que conlleva, un tono que se mantendrá en los siguientes dos libros, hasta el final de la saga. La historia se embarca en un camino oscuro que le aporta más intensidad y profundidad, dándole un enfoque llamativo y maduro que realmente no le va nada mal ni a la trama ni a los personajes. Leyendo te da la impresión de que los dementores copan todas las páginas del libro, hay momentos en que parece que todo lo que pasa es malo, que no hay esperanzas o posibilidades de ver la luz de nuevo. En esta también tiene mucho que ver el hecho de que ni tan siquiera Hogwarts parece el lugar seguro y encantador que conocíamos en anteriores entregas. El ministro de magia y los suyos están obcecados en que Harry y Dumbledore han engañado la comunidad mágica y de que Lord Voldemort no ha vuelto. de ahí que poco a poco empiecen a meterse dentro del colegio para tratar de controlarlo, vigilando estrechamente a alumnos y profesores. En este sentido vemos una de las muestras de que esta saga está empezando a caminar por unos cauces más maduros, cauces que ya empezamos a ver en la anterior entrega. Y es que uno de los temas centrales de esta novela, y que se nota que a la autora la obsesiona mucho, es la importancia de que la política no controle ni la educación, ni las libertades personales, ni la prensa; y como se nota la importancia que está última puede tener, como puede ser un elemento vital de control de las masas y condicionar la opinión pública y la perspectiva que se tenga de la gente famosa. Aunque reconozco que es un enfoque que me ha gustado mucho, también tengo que reconocer que en esta ocasión creo que todo lo que sucede en Hogwarts acaba opacando demasiado lo que realmente es el núcleo de la saga y del libro: la guerra contra Voldemort y como éste va afianzándose poco a poco desde las tinieblas, además de su búsqueda de un arma que pueda ayudarle a hacerse con el poder definitivamente. Y la actuación de la Orden del Fénix, un grupo fundado por Dumbledore durante la Primera Guerra Mágica para pararle los pies al Señor Tenebroso.

Como muchos lectores le pasa, en esta entrega me cuesta mucho tragar al personaje de Harry, que al igual que sus amigos está totalmente metido en la revolución que supone la adolescencia. Harry (y eso se nota en menor medida en el resto de sus amigos) se pasa la mayor parte del libro enfadado con el mundo y de los nervios. No obstante, aunque creo que eso no justifica ciertos momentos que tiene a lo largo de la historia, y ciertos comportamientos que tiene con la gente que está su alrededor y que solo buscan ayudarle, tampoco le acabo por coger manía del tofl. Sí, realmente me cuesta aguantarle en este libro con toda esa historia de que él fue quien vio resucitar a Voldemort y que él es quien ha hecho todos las cosas en los libros anteriores. Aunque no me guste mucho en esta ocasión, no puedo evitar justificarle porque no deja de ser un adolescente, y todos sabemos lo difícil que es esa época, y además que está en una situación muy complicada emocionalmente por la campaña de desprestigio que hay en contra de él en la prensa y que hace que la mayoría de la gente piensa que es un mentiroso o que está loco. En este libro Harry tiene una evolución mayor que la que ha tenido en los anteriores, y eso se nota y se agradece, ya que su estancamiento previo es delictivo teniendo en cuenta que no deja de ser el protagonista de esta historia.Y por otra parte tiene que vérselas con el que sin duda alguna es para mí el personaje más odiado de toda la saga.

Y no solo eso. También creo que es uno de los personajes que más odio de todos los libros que he leído hasta la fecha. Hablo por supuesto de Dolores Umbridge, un ser despreciable, falso, avaricioso y lleno de prejuicios al que es imposible odiar desde que la conoces por primera vez, y que representan lo peor que puede hay en el género humano. Cualquier personaje que creías odiar en esta serie con anterioridad queda totalmente eclipsado por la presencia de esta señora, por su carácter y por todo lo que hace.

Pero no todos los nuevos personajes que aparecen en este libro son malos. En contraposición con Umbridge y los lamebotas del ministerio, aparece uno de los personajes por los que más debilidad siento, de hecho a veces pienso que directamente es mi personaje favorito de toda la saga. Hablo de la maravillosa e insuperable Luna Lovegood. Mirad, dentro de los de mis personajes favoritos de todos los libros que he leído hay un pequeño grupo por los cuales siento un enorme cariño irracional y, todo sea dicho, la mayoría son de la saga de Harry Potter. Luna es uno de esos, de hecho yo diría que de todos ellos es hacia la que más de un siento ganas de dar un achuchón muy, muy fuerte. Es un ser totalmente único y especial, que dice y hace lo que le pasa por la cabeza sin avergonzarse, que piensa y actúa de manera diferente incluso para los cánones de Hogwarts, y eso hace que sea vista como una persona alocada y que sufra burlas y bullying, pero aún así sigue insistiendo en ser ella misma y en ir a su bola, hace de sus rarezas su fuerza. Realmente es un personaje encantador, y me chifla cada una de las veces que ha salido de la escena y sus interacciones con el resto de personajes. Creo que se aleja totalmente de todo lo que hemos visto en materia de personajes en estos libros.

De todas maneras, no solo los nuevos personajes aportan nuevos matices a esta historia. En “La orden del Fénix” vemos que algunos viejos conocidos mejoran y ganan matices. O sus personalidades se definen; o se ahonda en lo complicado de su carácter, pasado y su bagaje emocional. En el primer caso hablo de Ginny, la hermana de Ron, que pasa del papel que tenía desde su intervención en el segundo libro de ser un personaje casi mudo y sin más rol que el estar colgada por Harry, a empezar a ganar profundidad y voz propia, a demostrar ser una chica de armas tomar y un carácter secundario al que tener muy en cuenta. En el segundo caso me refiero a Snape, con razón uno de los personajes predilectos de los fans (y si, aunque suene cliché, también de los míos). de Snape siempre hemos sabido que era un resentido y un amargado, siempre ha habido un halo de misterios y dudas entorno a su figura. Pero en este libro empieza a concretarse hasta qué punto es compleja su personalidad y su posición dentro de Hogwarts y la Orden del Fénix, como su pasado le ha marcado (ese flashback que Harry ve en el Pensadero es una de mis partes favoritas del libro por su peso emocional y por la gran curiosidad que siempre me han despertado los Merodeadores) y por todo lo que oculta. Además las circunstancias le obligan a dar un paso más en su relación con Harry y a tener más escenas con él, que lejos de mejorar las cosas entre ellos las hace más complicadas e interesante. Todo esto prepara al personaje y al lector para todo lo que se avecina con él en los siguientes libros, un viaje de muchas curvas.

Como ya he dicho antes, hay momentos en que la trama principal relacionado con Voldemort y la orden del Fénix (que me parece uno de los puntos más interesantes del libro, y no me hubiera importado saber algo más de ella y sus integrantes) puede quedar opacada por la vida estudiantil y por los problemas de la vida personal y escolar de Harry. No obstante el libro está plagado de buenos momentos y giros argumentales que tienen en vilo al lector, si bien tengo que reconocer que los segundos quizás no sean tan impactantes como los de los dos libros anteriores. No hay nada al azar, todo, por pequeño e insignificante que parezca, acaba teniendo su peso e importancia dentro de la trama. No obstante también creo que Rowling usa demasiado las coincidencias milagrosas, los Deus ex Machina, para hacer avanzar su trama, creo que eso le quita realismo a la historia, hace que no puedas acabar de creer tantas coincidencias.Y a todo esto hay que añadir la gran cantidad de momentos muy emotivos y muy importantes que hay, y que marcan el devenir de la saga y del propio personaje de Harry. El final, aun después de haberlo leído muchos años, sigue con moviéndome profundamente, y no considera uno de los momentos más duros y más triste de toda la historia, aún me cuesta incluso leerlo o recordarlo de la pena que da.
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