Había leído que Joseph Roth fue un buen amigo de Stefan Zweig y que ambos de profesaban admiración mutua. Tengo que leer a Roth. Y lo he leído. El prólogo de la mujer de Zweig es interesante y los tres relatos se leen enseguida porque son breves. El alumno aventajado y La leyenda del santo bebedor me han gustado, mientras que a Bárbara no le he terminado de pillar el punto. En los tres relatos la prosa es clara y sencilla. Sin artificios. Hace que parezca fácil, pero lo que hace Roth es muy difícil. |