si el eco de la Gloria suena va todos los rumores apagando, olvidaré cómo se entierra en Viena, cómo en París bautizan recordando. |
si el eco de la Gloria suena va todos los rumores apagando, olvidaré cómo se entierra en Viena, cómo en París bautizan recordando. |
Yo era vuestra fortuna, vuestra influencia. Europa os respetaba porque eráis mi guardián ; porque podíais la jaula abrir. ¡Es claro! ¿Qué creíais?... Yo el temor inspiraba. Vos, no. ¡Ya lo veréis!... Una vez muerto el aguilucho, sobra el vigilante. |
Sin embargo, la Historia conservará tan sólo la memoria de mi infancia, feliz en sus albores. No seré en el recuerdo de las gentes el Príncipe en deseos abrasado de triunfar y vivir. ¡ De mis ardientes ansias nada ha quedado !... |
He sido amado de las mujeres. ¡ Pero igual que un niño! Sí, sí. No logré amor. Logré cariño. Cariño solamente. En vuestro afán, el beso que me toca, No es el beso que, amante, va a la boca. Es el beso que, casto, va a la frente. |
El primer día que me viste, lloraste y no has cesado de llorar todavía.
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Pues Príncipe francés nació mi hijo, debe acordarse de ello hasta la hora de su muerte. |
¡ Tómame, sí, "Wagram !... Soy el rescate. Un hijo que se ofrece por los hijos que cayeron aquí. Mi pecho late de todos sus dolores y congojas... ¡ Alzame, blanco, entre tus manos rojas! Lo sé... Lo quiero... Veo que la hora llegó. Ya estoy rendido. El sacrificio aguardo y lo deseo. ¡Blanco como una hostia es mi vestido |
Hoy, como el mar, tiene clamores la tierra y canta trágicos conciertos; hoy, como el mar, refiere sus horrores; hoy, como el mar, la tierra ¡ da sus muertos ! ¿Qué dicen, arrastrándose en la sombra?... |
Alas me da el amor... La fe... ¡Me espera mi hermosa capital! ¡ Sol sobre las banderas ! ¡ Multitudes a mi entrada triunfal en los Campos Elíseos apiñadas para verme pasar! ¡ Para aclamarme, para amarme, para adorarme venís! ¡ Será como besor a Francia entera el beso de París! |
Ese labio tiene la misma mueca de desdén y arrogancia de la mujer decapitada en Francia. ¿Puedes mirarte ahí sin que del fondo del espejo tu raza se levante?... Mira... Es Juana la Loca, allá en lo hondo, y ese del rey el lívido semblante. |
¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?