Después de varias lecturas en mi libro electrónico, ya tenía ganas de volver al formato físico. Poder oler las hojas, el tacto al pasar de página, usar un marcapáginas... Y para el Día Internacional del Libro qué mejor que uno que está dedicado a los amantes de la lectura. Una novela que me conquistó con su sinopsis y con la que he tenido altibajos durante la lectura, ya que hay alguna parte que es algo farragosa. En ciertos aspectos me ha recordado al libro "Una lectora nada común", de Alan Bennett.
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