No tengo nada claro a quien pretendía llegar Elvia Rodríguez con este...lo que sea. Recuerdo mi niñez (todavía vigente) cuando absolutamente todo estaba por amueblar y el futuro tolerado era, ¡ya¡ o no era. La peor respuesta, el mayor desacato, la traición del adulto era aquello de..." ya lo entenderás cuando seas mayor" Creo que no hay nada peor que ofrecer a un infante que la espera en un tiempo que no es capaz de medir, y si estos diálogos van dirigidos a los pequeños, por ahí...ya vamos mal. Un niño necesita saber ¡aquí y ahora! Claro que la autora, tampoco os penséis que se ha despeinado...es más, el contenido del libro te cabe en un folio por las dos caras, y no por ello, todos los diálogos son concretos, o están bien desarrollados. 36 conversaciones cortas entre anciano y niño, de los que, sinceramente, esperaba más magia para ambos bandos. Los buenos propósitos deberían estar extinguidos ya que, nunca los cumplimos. En realidad, pura ficción. Yo creo que las conversaciones entre estas dos etapas tan distintas, son más entrañables, llenas de brillos en los ojos aunque con miradas bien distintas, y sin embargo, que fluyen como si se tratara de un mismo ser, y no la propuesta reflexiva, sin alma ni concierto a la que nos somete la autora. Si mi abuelo me contestara así, yo me bajaba ipso facto a la calle a jugar al fútbol y mis hijas se pondrían a ver YouTube. Así que Elvia, no, tu propuesta no está bien conjugada, o no, al menos, para un perro callejero como yo. + Leer más |