El odio es una rama alta quebrada por el viento, Una espalda besada por los labios del dolor. |
El odio es una rama alta quebrada por el viento, Una espalda besada por los labios del dolor. |
La sangre había perdido su color por la anemia del miedo, pero la lluvia era más roja que la vergüenza y ametrallaba sin piedad al corazón, ese casquillo sin pólvora, sílaba de carne percutida por el pánico. |
Música de tumbas. Ecos. El filoso machete del silencio lo taja todo. Soledad, su mar oscuro de principio a fin. Brevedad y náusea en la garganta, vértigo en la médula de los huesos. Me quiebro de polvo y de vacío. |
Lo único que no me decapitaron fueron las palabras, aunque también las desangraron. |
Pero las aguas de los ríos siguen su rumbo hacia el mar, cruzan esteros y meandros en los que descansan cuerpos hinchados, troncos incompletos de cadáveres, reses perdidas y migrantes, hijos clandestinos de países sin pájaros que viajan con los sueños enjaulados y son arrojados a las fosas comunes, y mueren sin nombre, sin eco como una paletada más de una tierra que sella su destino y hace callar esa palabra de amor que nadie más podrá escribir ni pronunciar en sus labios. |
(…) pero el sargazo de la yerba y una mejor plata Lo llamaban con una voz más poderosa y profunda, incluso, que sus tribulaciones o el hambre. Sabíamos que rumiaba la tristeza de sus crímenes de guerra, que fumaba verde para aletargar el odio y el dolor del corazón. Nunca volvimos a verlo; no supimos si lo asesinaron o lo mató el tren, como él quería, o si pudo, finalmente, hospedarse en el Hotel California, bajo un cardumen de águilas gringas volando en círculos sobre su cabeza. |
En este inhumano mar humano no alcanzarían ni todas las estrellas ni los granos de arena del desierto para contar la muchedumbre de los muertos, los desaparecidos, los violados, los torturados, los vejados, los prostituidos, los aniquilados, los desmembrados, los masacrados, los hijos de Centroamérica deambulando entre las llamas de un abismo llamado México. |
El corazón es un animal en exilio cuya patria es el amor. El migrante es un ángel sin patria cuyo país es el dolor. El exilio es una patria sin corazón cuyo nombre es México. México es un animal con rabia que migra, sin amor. |
Migré por la vida y salí decapitado por su imparable y despiadado tren. |
Y en mi boca una parvada de pájaros ciegos canta una canción de cuna, una canción de niebla mientras calla el mar y sus jinetes de sal sueñan que no hay fronteras. |
Gregorio Samsa es un ...