El rastro del rayo: El sexto mundo. Libro 1

Parece que, allí donde hay recursos naturales, hay alguien dispuesto a apropiarse de ellos y a amasar más dinero del que podrá gastar nunca.

Yo no soy ninguna heroína. Soy, más bien, el último recurso, la táctica de la tierra quemada. Soy esa persona a la que se contrata cuando los héroes han vuelto a casa en una bolsa para cadáveres.

Quizá no deberías estar cazando monstruos. Quizá alguien debería casarte a ti

Solo hace veinticuatro horas que nos conocemos, pero hasta yo puedo ver que tienes el don de encabrona a la gente. ¿Y vas a decirme que no le hiciste nada?

La triste realidad que te niegas a afrontar, ..., es que a veces aquellos a quienes llamamos héroes son los monstruos más aborrecibles de todos

De todas formas, el que se entiendan no tiene por qué significar algo bueno. Más bien, supone un desastre anunciado

Por un momento, pierdo el hilo de la conservación y solo acierto a pensar en su mano sobre la mía, en cómo su risa me rescata cuando me extravío por los rincones oscuros de mi cabeza.

Hasta que Neizghání se marcha, y me quedo sola, y tengo que comenzar a cazar monstruos por mí misma, tanto los que se distingien a simple vista y raptan a las niñas para comérselas, como los que son invisibles y moran bajo la piel, devorando a la niña por dentro.

En cualquier caso, no tiene mucho sentido preocuparse por cómo llamas a aquello que vas a matar.
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- Y qué más dará cómo los llamemos. Al final, todos mueren. - Que haya que considerarlos monstruos o no es lo de menos. A fin de cuentas, también hay monstruos humanos para aburrir, igual de retorcidos y malvados que los seres sobrenaturales.

Porque a veces para vencer a un enemigo tienes que hacerte su amigo