El gesto tranquilo de quien lo conoce todo tan bien que sabe perfectamente que de nada sirven los consejos porque uno ha de equivocarse solo, una y otra vez, para aprender. El de la persona que percibe cómo funcionan por dentro los seres humanos, pero que no va a contarlo, ya que nadie llegaría a comprenderlo. Miguel sugería más que hablaba: se había dado cuenta de que una conclusión se interioriza mejor si es uno mismo el que llega hasta ella.
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