Los amantes de Praga

Alyson Richman tiene la genial idea de comenzar su libro contándonos el final.
¡Buen comienzo!, pienso, con cara de haber chupado un limón.

Superada la emoción, otra de las cosas que enseguida llamó mi atención es que por fin encontraba una novela sobre el holocausto cuya prosa fuera digna de mención.
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Así que más perdiz que feliz me adentré en el océano de sus páginas hasta tropezarme con una historia de amor.
¡Qué ilusión!

Mi urticaria empeora cuando los tortolitos de turno empiezan a suspirar, gemir y lo que es peor, a decirse esas palabras tan llenas de grasa y azúcar.

Lenka es una estudiante de arte a la que se le cae la baba cada vez que coincide con el hermano de su mejor amiga.

Josef disfruta la gran virtud de ser el personaje más soso, anodino y plano que un escritor haya podido crear.

Pero como el amor es ciego y nuestra protagonista aún lo es más, se besan, se aman y...
Llegan los Nazis.

Tras una tórrida noche de bodas, el sieso marido le cuenta a su estrenada mujer que no ha conseguido pasaje para sus padres, y de momento, tendrán que escapar de una Praga poco prometedora para los judíos.
Terca como una mula, Lenka decide quedarse.
Una vez separados, el libro me empieza a gustar.

Tras su acertadísima decisión, nuestra enamorada y su familia empieza a sufrir, primero el rechazo popular y después la invitación a un resort con todos los gastos pagados.
Próxima parada, campo de concentración de Tezerín.

Aunque la presión alemana en este complejo turístico se me antoja algo más relajada que en otros centros más populares, no faltarán los elementos comunes:

Rancho miserable, hacinamiento, humillación, vejación y muerte.
¡Bienvenidos al paraíso!

Lenka es destinada al departamento de arte técnico donde lo mismo habrá de pintar postales de felicitación que planos ferroviarios.

La gran novedad, es sin duda, el contrabando de cuadros.
Por un lado, la falsificación de grandes obras por encargo nazi y por otro, la reproducción que un grupo de presos realiza sobre las penurias y salvajadas que allí se viven, y que deberán sacar al exterior con el riesgo que esto conlleva.

La obra está narrada desde las vivencias del separado matrimonio y la desesperanza de cada cual.
El uno por la ausencia de noticias, la otra con la difícil misión de respirar un día más.

Los amantes de Praga es una novela de pérdidas, de azares y de destinos rotos donde prevalece la incertidumbre, el recuerdo y un anhelo de reencuentro que aunque se debilita, perdura en el tiempo.

Un libro bien escrito que me deja buenas y regulares sensaciones, en especial con un Josef con el que nunca he sido capaz de comulgar.

Aunque contiene pasajes duros, se puede leer con menos dolor estomacal que otras de la misma temática.

Para mí, una de tantas más.